Pese a que existen algunos paralelismos entre lo que Ortega y Gasset presenta y la realidad política española actual, me he encontrado con una información obsoleta, fuera de su tiempo, frente a otras lecturas de épocas similares que he considerado plenamente vigentes.
Al margen de consideraciones personales, se echa en falta algo de rigor, ya que abundan las afirmaciones definitivas y tajantes, sostenidas sólo por el instinto del autor, pero sin dejar una puerta abierta a la duda.
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